Como todo buen empresario, Ernie García, CEO de Carvana en Nashville, quería regatear precios y disminuir el papeleo en la venta de un auto, como también bajar el precio de los coches para ser más competitivo. Así que, miró hacia el Internet y la automatización, lo que lo llevó a la creación de una máquina expendedora de coches. Podría sonar un truco divertido, pero tiene mucho sentido económico.
De acuerdo a Ernie, “La falta de diferenciación a encerrado a todos en la misma estructura exacta de costos que les obliga a atraer a los clientes con un coche a bajo precio, y luego tratar de vendérselos a miles de dólares más con cosas que no necesitan, con el fin de compensar su estructura de costes no diferenciado”.
Ernie comprendió que debía reducir costos, y supo así que la elaboración de la documentación, la venta de automóviles en línea, y la entrega de ellos a través de máquinas expendedoras significa, para Carvana, no tener un lote de autos robusto con personal, con suficiente espacio para una prueba de manejo, y mantener un stock de varios modelos, todo lo cual añade gastos de funcionamiento de un concesionario. En su lugar, la máquina expendedora de Carvana tiene capacidad para 20 coches a la vez, en una torre de robótica. Cuando el cliente decide hacer una compra a través de la página web de Carvana, la empresa envía el coche comprado del centro de distribución (tienen uno en Atlanta y otro en Dallas) a la torre.
A su llegada, los clientes podrán escribir su información en una tableta. Ellos reciben una moneda conmemorativa de tres pulgadas que se insertan en la máquina. Las Plataformas robóticas recuperan el coche comprado, y la tecnología de estacionamiento automatizado lo entrega al cliente.
A partir de ahí, el cliente puede probar el coche, la misma unidad que comprará si el vehículo le convence. Si decide sacarlo a la calle, tras haberlo probado en el recinto de la tienda, se entenderá que el cliente se lleva el coche y será entonces cuando se le cobre el vehículo, ofreciéndole una garantía de devolución sin preguntas, válida durante siete días.
Por el momento, la inversión necesaria para hacer realidad este proyecto ha sido muy costosa, pero en Carvana esperan recuperar el margen de beneficios a largo plazo, entre otras cosas porque operando de esta manera son capaces de vender coches unos 1.500 a 2.000 dólares por debajo del precio de sus competidores.
En este momento, esta es la única opción para los entusiastas de la máquina expendedora de coches en los EE.UU., pero la compañía tiene previsto ampliar a más ciudades en el futuro. Para aquellos en el extranjero, el parque temático de coches de Volkswagen Autostadt en Alemania tiene una instalación similar (aunque mucho más grande) que entrega los coches nuevos a los clientes. Y en China, una compañía llamada Kandi Tecnologies ha estado alquilando coches eléctricos por medio de una instalación de máquina como expendedora.

